En numerosas ocasiones los planteamientos de los estudios se manipulan de tal forma que las conclusiones del estudio sean las que le interesan al patrocinador.
El ejemplo de la industria del huevo
Un ejemplo claro de cómo la financiación de un estudio puede manipular las conclusiones del mismo es el meta-análisis sobre el colesterol dietético de Griffin y Lichtenstein de 2013. Este meta-análisis concluyó que el efecto de las concentraciones de los lípidos en sangre eran pequeñas y estaban limitadas a subgrupos de la población (1).
El planteamiento de este meta-análisis fue un auténtico escándalo dentro de la comunidad científica puesto que se decidió incluir solamente estudios publicados a partir de 2003. Uno podría pensar que la intención del planteamiento era incluir la información más moderna posible; nada más lejos de la realidad.
La verdad es que antes de 2003 la mayor parte de los estudios relacionados con este tema habían sido financiados por organismos gubernamentales y a partir de 2003 la mayor parte de los estudios habían sido financiados por la industria del huevo. 10 de los 12 estudios utilizados en el meta-análisis habían sido financiados por la industria del huevo.
No obstante, cuando analizamos los estudios considerados en el meta-análisis nos podemos en 9 de los 12 estudios utilizados el colesterol dietético aumentó el colesterol total en sangre de los pacientes y en 10 de los 12 estudios, el colesterol dietético aumentó el colesterol LDL en sangre de los pacientes.
La forma en que la industria del huevo manipula el planteamiento de estos estudios es muy simple, utiliza grupos pequeños de gente que antes de realizar el estudio ya estaban consumiendo una gran cantidad de colesterol dietético para de esta forma no obtener resultados estadísticamente significativos.
El año 1992
Gracias a un meta-análisis innovador de 1992 que incluyó dentro de un modelo matemático los niveles base de colesterol junto con el colesterol dietético añadido a la dieta de los pacientes, sabemos que cuanto más alto es nuestro nivel base de colesterol dietético menor será el efecto que tendremos en nuestro colesterol en sangre al añadir más colesterol dietético a nuestra dieta (2).
La manipulación del planteamiento de los estudios no se limita sólo a los estudios recientes. Un estudio de 1992 decidió analizar a pacientes que antes de comenzar tenían un gran riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Un 75% de la población del estudio tenía unos niveles de colesterol total de entre 154 – 201 mg/dl o superior. Sabemos que los niveles saludables de colesterol se encuentran entre 90 y 140 mg/dl, donde no encontramos la formación de aterosclerosis, ni siquiera cuando la población tiene otros factores presentes como fumar, hipertensión o diabetes (3, 4).
Este meta-análisis concluyó que la mayor respuesta al añadir colesterol dietético se produce en pacientes cuyo consumo de colesterol dietético es 0 y cuando los pacientes consumen entre 400 y 500 mg al día de colesterol dietético prácticamente no se aprecian diferencias en los niveles de colesterol en sangre al consumir más colesterol dietético.
Si nos fijamos en el estudio de 1992 cuyo planteamiento fue manipulado, los pacientes en el grupo de menor consumo base de colesterol estaban consumiendo cantidades cercanas a los 400 mg al día de colesterol. Como acabamos de ver, es justo en estos números donde no se aprecian diferencias en los niveles de colesterol en sangre al consumir más colesterol dietético.
Por este motivo no es de extrañar que el estudio concluyera que no existen diferencias significativas entre los grupos que consumieron más y los grupos que consumieron menos colesterol.
He leído con gran interés su artículo sobre El escándalo de la
industria del huevo y puedo decir que es uno de los mejores artículos que he leído.